domingo, 24 de agosto de 2008

El Hombre Simple

Somos personas simples, nadie habla de nosotros, los diarios, la radio y la televisión no nos conoce. Como decia Oscar Wilde en “El retrato de Dorian Gray”:
“¡ Que hombres mas extraños son ustedes los pintores! Remueven el mundo para adquirir fama. En cuanto la consiguen, parece como si quisieran desprenderse de ella. Es tonto por su parte, pues solo hay en el mundo una cosa peor que el que hablen de uno, y es que no hablen” (Pág.8)


El hombre simple se hace adulto cuando los diferentes vicios acaban convirtiéndose en verdaderos trabajos. En el pueblo, que sólo tenía una calle que empezaba en una carretera y terminaba en una ermita, vivían tres personas, nadie más. Eran por desorden alfabético un galerista, un editor y un político profesional, convertido de momento en concejal. No había árboles, pájaros, mujeres, coches ni niños. El pueblo era como un nido de águila, hecho de granito y abierto al sur. La galería se llamaba Abierto al sur, la editorial se llamaba Hecho de granito, y el ayuntamiento se llamaba ayuntamiento, un verdadero consistorio que era el nido de un águila. Y los tres habitantes necesitaban su público, porque sin el público sus profesiones eran insignificantes, sin embargo el galerista, el editor y el concejal pensaban –cada uno por su cuenta– que el pueblo no existía. El público, el pueblo es siempre algo llano que no se entera de nada o donde nada encuentra un eco, pero la galería, la editorial y el ayuntamiento aparecían en las guías teléfonicas y del turismo. Todos coincidieron en la misma convicción: el concejal temía que el público se enterase, el galerista temía que la galería se llenara de gente, y el editor temía que cualquiera quisiese publicar bajo su sello. - continuacion en pagina:
http://www.davidpielfort.com/editorial/cuentos/hombresimple.html

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